
Las mediciones de los satélites sitúan la superficie helada del océano ártico en el mes de septiembre de 2012 muy por debajo del anterior mínimo histórico alcanzado en el año 2007. Los datos obtenidos por los satélites no dejan lugar a dudas: el Océano Ártico se está derritiendo y lo está haciendo a un ritmo cada vez más acelerado.
Al margen de las noticias sensacionalistas sobre el calentamiento global que con frecuencia aparecen en los medios de comunicación (léase Groendlandia se derrite en 4 días), la disminución de la superficie de hielo marino del ártico es hoy un hecho incontrovertible cuyas implicaciones sobre el clima y los ecosistemas terrestres aún están por determinar. Ya sea consecuencia directa del calentamiento global de origen antropogénico, producto de un proceso natural de tipo cíclico, o fruto de una combinación de ambos factores, lo cierto es que la disminución de la extensión estival del hielo ártico alcanza ya tintes verdaderamente dramáticos.
Según el National Snow and Ice Data Center (NSIDC) de la Universidad de Colorado, la capa de hielo marino ártico alcanzó el pasado 6 de septiembre de 2012 una superficie de 2,29 millones de kilómetros cuadrados, frente a los 3,00 millones de kilómetros del anterior mínimo histórico alcanzados en el año 2007, o los 5,55 de 1980. Estamos hablando de una disminución cercana al 60%, a razón de un 12% por década.
Gráfica generada por Polar Research Group de la Universidad de Illinois. En ella se aprecia la variación de la superficie total de hielo marino en el ártico en los años 1980 (azul), 2007 (rosa), 2011 (rojo) y 2012 (amarillo). |
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Gráfica del National Snow and Ice Data Center (NSIDC). Se observa la extensión media de la banquisa ártica en el periodo de referencia 1979-2000 (línea gris oscura) y la extensión alcanzada en el años 2007 (línea verde discontinua) y en el año 2012 (línea azul). |
Cada vez existe un mayor consenso científico acerca de que este deshielo extremo es causado en gran medida por el calentamiento global derivado de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, también es evidente la existencia de una variabilidad natural que afecta a los valores que se alcanzan cada temporada estival, haciendo que algunos años la disminución de la superficie helada sea más moderada y otros, como es el caso del presente año 2012, más extrema.
En un artículo anterior analizábamos las posibles causas de este proceso, haciendo referencia a algunas hipótesis que relacionan las variaciones de temperatura terrestre, y con ella de la magnitud del deshielo del Océano Ártico, con los cambios cíclicos en la actividad solar. Lo cierto es que este verano, y en general todo el año 2012, está siendo especialmente caluroso en todo el hemisferio norte, alcanzándose récords de temperaturas. En lo que se refiere al ciclo solar nos encontramos inmersos el ciclo 24, concretamente en un periodo de incremento de la actividad solar, que sucede a una etapa de una actividad singularmente baja que se prolongó desde 2007 hasta principios de 2010 (la duración de cada ciclo solar es de unos 11 años).
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Gráfica del número de manchas solares registradas en los ciclos solares 23 y 24 y la estimación para lo que resta de este último. El número de manchas solares es indicativo de la actividad del sol. |
En el citado periodo de baja actividad, el deshielo del ártico fue relativamente menor que en años anteriores, siempre dentro de la tendencia general a incrementarse de acuerdo con el aumento de la temperatura media global.
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Extensión media del hielo ártico en Agosto según años. |
Según el IPCC, la variación de la actividad solar supone un cambio muy pequeño en la energía total que recibe la Tierra y por tanto su influencia sobre el clima, y por ende sobre la extensión de la banquisa ártica debería ser muy moderado. De hecho se ha estimado que su efecto sobre la variación de las temperaturas no llega a una décima de grado. Además no parece existir correlación entre la evolución del ciclo solar y la variación de las temperaturas en los distintos niveles atmosféricos en las últimas décadas, mientras que estas si se ven claramente afectadas por otros fenómenos como pueden ser las erupciones volcánicas.
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Ciclo solar y evolución de las temperaturas de la baja y media troposfera y la estratosfera. Se observa la influencia de las erupciones de los volcanes El Chicón y Pinatubo. |
Sin embargo si parece existir tal correlación en una reconstrucción de la evolución de ambas variables en los últimos 10.000 años realizada a partir de datos indirectos.
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Manchas solares y temperaturas en los últimos 10.000 años. |
La realidad es que aún no se conoce con certeza de qué forma podría afectar al clima, no la variación de la cantidad total de energía que nos llega del sol, sino la proporción de esa energía que se corresponde con la parte ultravioleta del espectro. Estudios recientes demuestran que la variación de la fracción de luz ultravioleta procedente del sol a lo largo de su ciclo es mucho mayor de lo esperado (ver artículo).
Se piensa que estos cambios podrían producir una modificación en la localización e intensidad del vórtice polar y en el gradiente de estratificación de la troposfera. Los cambios en la irradiancia de la luz UVA afectan a la formación de nubes, a la presión en las capas altas de la atmósfera (30 hPa.) y a la producción y destrucción de ozono, lo que podría estar relacionado con los patrones de circulación de los vientos y la oscilación del atlántico norte (NAO), que determina la disposición y latitud a la cual circulan las borrascas en el hemisferio norte.
En ese sentido Ted Scambios, director científico del NSIDC, hace referencia a la influencia que ha tenido sobre el deshielo de la banquisa en el verano de 2012 la actividad de una borrasca que se generó a principios de agosto.
En todo caso no parece haber duda de que los mínimos solares de Maunder, en el siglo XVII, y de Dalton, en el siglo XVII, se corresponden con periodos de temperaturas especialmente bajas y que en el siglo XX la actividad solar se incrementó en relación a los siglos anteriores.
En definitiva, la influencia del sol sobre el clima y su capacidad para modular los efectos sobre calentamiento global y el deshielo del océano ártico son fenómenos que aún deben ser investigados en profundidad.
Con todas las informaciones que circulan por ahí acerca del calentamiento global y el deshielo, se agradece muchísimo una información tan rigurosa y bien explicada.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y enhorabuena por tu página, ofrece recursos didácticos muy útiles. Saludos cordiales!
ResponderEliminarMuy bueno otra vez, gracias por escribir sobre estos temas (en los que estoy pez...) Te dejo la historia de un liante, no sé si la conoces, un granadino que decía haber descubierto el paso del Atlántico al Pacífico por el norte de América: http://www.losmundosdehachero.com/lorenzo-ferrer-maldonado-el-granadino-farsante-que-senalo-el-camino-a-admunsen/ Al paso que van las cosas terminará por tener razón....
ResponderEliminarHola Jose, gracias por tu comentario y por el enlace, realmente curioso :)
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