domingo, 31 de julio de 2011

Sobre altruismo y egoismo























El altruismo biológico es una pauta de comportamiento animal en la cual un individuo pone en riesgo su vida para proteger y beneficiar a otros miembros de su grupo. Existen numerosos ejemplos de altruismo biológico en especies que van desde los insectos sociales a los lobos, pasando por los murciélagos y algunos hongos. Por otro lado, el término altruísmo también es utilizado de forma general para describir aquellas acciones humanas, fruto de una reflexión consciente, cuyo fin es procurar el bien ajeno sin esperar nada a cambio. Ejemplos de esta conducta serían el voluntariado social, las ONGs, o los contratos en prácticas no remunerados.

Algunos sociólogos y antropólogos sociales han querido ver en el altruismo la norma de conducta que nos ha llevado triunfar como especie, en contraposición a un egoismo animal que impediría el desarrollo de sociedades complejas. En un intento de justificar científicamente este argumento, proponen ejemplos de pautas de comportamiento altruistas observadas en especies cercanas a la nuestra, como es el caso de bonobos y chimpancés. Pero el error es evidente. Si se refieren a la acepción general del término altruismo, esta implica la existencia de un proceso reflexivo consciente. Al afirmar que bonobos y chimpancés llevan a cabo acciones altruistas en el sentido humano, están afirmando implícitamente que son animales racionales en el sentido humano. Y por muy atrayente que resulte esta idea, aún dista mucho de estar demostrada científicamente.

Si por el contrario se refieren a la acepción de altruismo biológico, este no tiene nada que ver con la inteligencia ni con la bondad humanas, a no ser que afirmemos que los mohos mucilaginosos del género Dictyostélida son buenos e inteligentes porque, cuando el alimento se agota, algunos de sus individuos se sacrifican para formar un agregado celular llamado pseudoplasmodio.

Dicyostelium discoideum, para algunos un ejemplo de bondad e inteligencia.

Flaco favor le hacen este tipo de argumentos erróneos a la antropología cultural y la sociología para sus aspiraciones de ser consideradas como ciencias de pleno derecho. La biología evolutiva niega la existencia de un comportamiento altruista puro en el sentido humano. Para esta disciplina científica, detrás de toda manifestación altruista se esconde un interés egoista por perpetuar genes. Cuando un individuo se sacrifica por los demás miembros de su grupo en realidad lo hace porque esta emparentado genéticamente con ellos. Con su conducta está incrementando la probabilidad de que los genes que comparte con los demás miembros de su grupo se transmitan a la siguiente generación.  Así, cuanto mayor es el parentesco, mayor es el grado de sacrificio: un hombre se sacrifica más por su hijo que por su sobrino segundo simplemente porque tiene muchos más genes en común con el primero. Esta es la interpretación expuesta por Richard Dawkins en su obra El gen egoísta. Según Dawkins, la selección natural darwinista se concibe como un proceso de selección de genes (egoísmo del gen) y no como selección de grupos (altruismo entre individuos)



Sin embargo, hay ocasiones en las que el egoismo del gen adopta estrategias sofisticadas que podrían parecer altruistas. Por ejemplo, entre los leones es habitual que una de las leonas jóvenes permanezca junto a su madre para cuidar de las nuevas camadas de cachorros, en lugar de tener su propia descendencia. La joven leona comparte, por termino medio, un 25% de sus genes con los nuevos cachorros (sus medios hermanos, hijos de un padre diferente al suyo), frente al 50% que compartiría con sus propios hijos. ¿Contradice este comportamiento la teoría del gen egoísta? ¿Estamos ante un ejemplo de altruismo animal en el sentido humano? 

Para entender que no es así es necesario acudir a uno de los conceptos fundamentales de la genética de poblaciones. Se trata del concepto de Eficacia Biológica, también llamado Valor Adaptativo o Fitness. La Eficacia Biológica se define como la contribución media de un individuo al acervo genético de la población en la siguiente generación. Es un carácter cuantitativo que expresa la proporción existente entre los genes aportados por un individuo concreto y los genes totales de la población en la que se incluye. El parámetro más empleado para medir la eficacia biológica de un individuo es la Eficacia Biológica Relativa. En ella se relacionan el número medio de descendientes portadores de un genotipo particular que sobreviven, frente al número medio de descendientes portadores del resto de los genotipos de la población.

Dos leonas emparentadas protegen un cachorro

La joven leona del ejemplo no está actuando de modo altruista, sino que está adoptando una estrategia egoista para incrementar su Eficacia Biológica. Su madre ha demostrado ser muy eficiente en la función reproductiva, como atestigua el hecho de que ella misma haya logrado sobrevivir hasta la edad adulta, y que una nueva generación de cachorros haya nacido. En estas circunstancias, puede serle mucho más rentable en términos de Eficacia biológica ayudar a su madre a sacar adelante a sus medios hermanos que arriesgarse a tener su propia descendencia. A pesar de compartir un porcentaje relativamente pequeño de sus genes con los nuevos cachorros, las buenas perspectivas de que estos puedan llegar a la edad adulta y reproducirse con éxito hacen que aumenten las probabilidades de que en la siguiente generación se incremente el número medio de descencientes portadores de los genes de la leona joven en relación al total de la población.

Hay que aclarar que los genes que comparte la leona con cada uno de sus medios hermanos no son siempre los mismos, por lo que en conjunto, el porcentaje de los genes de la leona joven que estarían mejor representados en la siguiente generación podría ser mayor que el 50% que cabría esperar de cada uno de sus propios hijos. Así pues, incluso aunque la joven leona fuese tan eficiente como su madre en las tareas reproductivas,  la estrategia de cuidar de sus medios hermanos podría seguir resultándole más rentable.

En cualquier caso estamos ante una pauta de comportamiento instintiva, por tanto codificada en genes y sujeta a los mecanismos de la evolución. Si la leona joven tiene ese comportamiento es porque los genes que lo codifican han resultado seleccionados positivamente. La leona no lleva a cabo una reflexión acerca de cuál puede ser la mejor estrategia para incrementar su Eficacia Biológica. Tampoco el ser humano toma este tipo de decisiones de forma racional. Nadie va al supermercado pensando que comprar naranjas puede incrementar el porcentaje de individuos portadores de sus genes en generaciones venideras (bueno, quizás algún estudiante de Biología si que lo haga). Son los genes quienes toman este tipo de decisiones por nosotros.

El zumo de naranja contiene vitamina C. La vitamina C es un antioxidante, por lo que puede contrarestar los efectos de los radicales libres que aceleran el proceso de envejecimiento. Si se vive más, se tiene más probabilidades de tener descendencia. Si se tienen más descendientes, la Eficacia Biológica aumenta. Beba zumo de naranja, sus tataranietos se lo agradecerán.

Pero ¿Cómo puede un conjunto de genes modelado por la evolución tomar una decisión inteligente de este tipo? Curiosamente la respuesta hay que buscarla en la Teoría de Juegos. La Teoría de Juegos es un área de las matemáticas que estudia las estrategias óptimas que deben seguirse para ganar en los juegos. Sus aplicaciones van desde el póker hasta la política, pasando por la informática y la economía. Los genes que codifican para el comportamiento reproductivo de la joven leona fueron seleccionados positivamente porque suponen una Estrategia Evolutivamente Estable. Este es un concepto proveniente de la Teoría de Juegos que describe aquellas estrategias que, una vez adoptadas por un conjunto de jugadores, no pueden ser desplazadas por otras estrategias alternativas. Y no pueden serlo porque son las óptimas desde el punto de vista matemático. Al igual que en una partida de póker cada uno de los jugadores quiere obtener el máximo beneficio, en el transcurso de la evolución cada uno los genes busca producir el mayor número posible de copias de si mismo. Sin embargo, mientras en el póker alguno de los jugadores podría adoptar otra estrategia diferente (aunque por definición siempre peor) la selección natural moldea las estrategias que deben seguir cada uno de los genes para maximizar sus beneficios.

¿Quién es el altruista?

En el póker los jugadores que se desvían de la estrategia óptima del juego acaban por quedarse fuera de la partida. En la evolución, los genes que se desvían de su estratega óptima acaban por desaparecer. Los supervivientes, los son porque han adoptado una Estrategia Evolutivamente Estable. De esta forma la evolución es capaz de generar una pauta de comportamiento inteligente. El aparente altruismo de la leona esta en realidad generado por el egoísmo de los genes que lo codifican.

4 comentarios:

  1. Fantástico, me encantó este artículo. Enhorabuena!
    María.

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  2. ¿Por qué en el caso de los humanos si consideramos que el altruismo es un hecho consciente y en el caso de los demás animales no? ¿No es un prejuicio pensar que los demás animales toman todas las decisiones de forma instintiva y que en nosotros es fruto de una decisión consciente?
    ¿No sería aparente altruismo humano el de aquella persona que se involucra en una ong para ayudar a los demás seres humanos sabiendo que el bien común también le beneficiará a ella misma? ¿Y el hecho egoísta de hacerlo para sentirte mejor contigo mismo?
    Todavía a día de hoy no se ha encontrado una diferencia entre los humanos y el resto de animales que no la encontremos entre unos humanos y otros.
    Unos razonamos yo otros no
    Unos podemos tener ideas abstractas y otros no
    Unos podemos hablar y otros no
    Unos podemos componer música y otros no
    Y así ad infinitum

    Saludos

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  3. Muchas gracias por su comentario,
    "¿Por qué en el caso de los humanos si consideramos que el altruismo es un hecho consciente y en el caso de los demás animales no"

    En humanos existen ambos tipos de altruismo: un altruismo consciente fruto de un proceso reflexivo y un altruismo biológico como estrategia para incrementar la eficacia biológica (ver artículo).
    En el resto de los animales solo podemos afirmar que existe altruismo biológico porque aún no está demostrada la existencia de procesos reflexivos conscientes. Todos los ejemplos de altruismo en animales no humanos pueden ser explicados como una estrategia evolutiva de tipo genético innata e inconsciente.

    ¿No es un prejuicio pensar que los demás animales toman todas las decisiones de forma instintiva y que en nosotros es fruto de una decisión consciente?


    Personalmente no tengo ningún prejuicio al respecto. No todas las decisiones que toman los seres humanos son fruto de una reflexión consciente, al contrario, pienso que el instinto ocupa un lugar muy importante nl el ser humano. De hecho las últimas investigaciones apuntan a que ese papel es aún más grande de lo que pensábamos. Por otro lado aún no está demostrada la existencia de procesos reflexivos conscientes en otros animales. A mi me gustaría que asi fuera, pero no se trata de lo que nos guste sino de los hechos científicos.

    ¿No sería aparente altruismo humano el de aquella persona que se involucra en una ong para ayudar a los demás seres humanos sabiendo que el bien común también le beneficiará a ella misma? ¿Y el hecho egoísta de hacerlo para sentirte mejor contigo mismo?

    Coincido con usted, podría ser "aparente altruismo" es decir, altruismo biológivo no consciente, instintivo.

    "Todavía a día de hoy no se ha encontrado una diferencia entre los humanos y el resto de animales que no la encontremos entre unos humanos y otros."

    Este argumento no es válido desde el punto de vista lógico. Creo que incurre en una falacia de "la parte por el todo" al comparar elementos pertenecientes a dos categorías diferentes: individuo y especie. El hecho de que no todos los individuos pertenecientes a la especie humana sean capaces de razonar no implica que otros individuos a pertenecientes a otras especies sean capaces de razonar.

    Saludos cordales

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  4. Pero aún con un proceso reflexivo el comportamiento humano sigue respondiendo a las teorías que en el artículo se expresan,esto no quiere decir que seguimos manteniendo relaciones egoístas sólo que a un nivel más complejo?

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