En la actualidad existe un alto grado de consenso en la comunidad científica internacional acerca de que el clima global está experimentando importantes cambios en la actualidad y que la intensidad de dichos cambios se verá incrementada a lo largo del presente siglo. Existe así mismo un fuerte consenso sobre el papel que juegan las actividades humanas en este proceso, como consecuencia de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero de origen antropogénico.
Sin embargo, más allá de las evidencias científicas sobre las que se sustenta la idea de cambio climático y de la aceptación del mismo como una realidad incontestable por parte de los más altos estamentos científicos y políticos, debemos tener siempre presente que la ciencia no puede ser una actividad dogmática ni estar regida por criterios de autoridad.
El conocimiento científico debe ser objeto de una revisión, estudio y modificación constantes, independientemente del grado de aceptación de una teoría en particular. Por esta razón considero que el enfoque adecuado para abordar este tema debe ser crítico y que la mejor manera de avanzar en su comprensión es conocer, de primera mano, los problemas a los que se enfrentan científicos y responsables institucionales que trabajan en este campo. Uno de esos científicos es Heather Stoll, quien amablemente ha accedido a concederme la presente entrevista.
Heather Stoll nació en Nueva York, es doctora en geología por la Universidad de Princetown. Experta en cambios climáticos, ha publicado 21 artículos en revistas especializadas, entre ellas Science y Nature. Actualmente realiza su actividad investigadora en la Universidad de Oviedo. Me recibe en su despacho de la quinta planta de la Facultad de Geología. Es un despacho pequeño, con estanterías a ambos lados sobre las que se apilan numerosos archivos, libros, cajas y varias muestras de estalagmitas recogidas en la cueva del Pindal, relacionadas con la investigación que está realizando en la actualidad. Desde la ventana del despacho se divisa la Sierra del Aramo, verdadero indicador natural de la crudeza del invierno para los habitantes de la zona central de Asturias. Sobre la mesa más papeles, un portátil y algo de fruta. Le doy las gracias por haberme atendido tan amablemente y damos inicio a la entrevista.
- C.G.H. La comunidad científica internacional acepta el incremento de las temperaturas en el planeta durante los últimos cien años como una evidencia científica. Sin embargo, ¿Hasta qué punto constituye igualmente una evidencia científica que ese calentamiento sea consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico? Existen opiniones discordantes...
- H.S. Podemos decir que un 99% de los científicos que trabajan en este campo coinciden en considerar que los gases de efecto invernadero derivados de la quema de combustibles fósiles son un factor determinante a la hora de dar una explicación al incremento de temperaturas observado. Se trata de un consenso muy amplio, realmente existen pocos campos en la investigación científica actual que alcancen un nivel de consenso similar. Los modelos informáticos que maneja el IPCC predicen una subida de la temperatura media global de entre 2 y 5 grados centígrados para el siglo XXI, estamos hablando de un incremento muy significativo, casi ningún autor pone en duda hoy en día que las actividades humanas jueguen un papel determinante en este proceso.
- C.G.H. Pero ¿Se puede cuantificar qué porcentaje de este incremento de temperatura es debido a las actividades humanas y cuánto se debe a otros factores?
- H.S. Resulta difícil cuantificar con total exactitud la importancia de las actividades humanas en el calentamiento global que se ha producido en el siglo XX (Nota: En el informe del IPCC de 2007, tema 2, pag 38, se puede leer lo siguiente: "Con un nivel de confianza muy alto, el efecto neto de las actividades humanas desde 1750 ha sido, en promedio, un aumento de la temperatura mundial, con un forzamiento radiativo de +1,6 [entre +0,6 y +2,4] W/m2" ), en cualquier caso la existencia un cierto grado de incertidumbre en cuanto a la cuantificación del papel del hombre en el proceso de calentamiento que ha experimentado el planeta a lo largo del siglo XX no es tan importante si consideramos que la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emitirán a la atmósfera en el transcurso del siglo XXI será con toda seguridad mucho mayor que en el pasado siglo, como consecuencia del crecimiento económico de los países en vías de desarrollo y de potencias emergentes como China o India. La magnitud de las consecuencias esperables de estas emisiones para el siglo XXI hace que el grado de incertidumbre que manejamos en la actualidad no sea significativo.
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Heather Stoll nos enseña algunas muestras de estalagmitas en su despacho de la Facultad de Geología. |
- C.G.H. Recientemente parecen haber tomado fuerza varias hipótesis que relacionan las variaciones de temperatura terrestre con cambios cíclicos en la actividad solar. Los mínimos solares de Maunder, en el siglo XVII, y de Dalton, en el siglo XVII, se corresponden con periodos de temperaturas especialmente bajas. En el siglo XX la actividad solar se ha incrementado con relación a los siglos anteriores (figuras 1 y 2)
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Fig 1: Número medio anual de manchas solares registradas desde 1600. El número de manchas solares se considera indicativo del de actividad del sol, un mayor número indica una mayor actividad |
Sin embargo en el momento de realizar esta entrevista parece haberse roto esta tendencia y nos encontramos ante un mínimo solar con una situación de ausencia casi absoluta de manchas solares y un retraso en el inicio del ciclo solar 24. Curiosamente el presente invierno está siendo muy similar a los inviernos de hace tres décadas ¿Qué papel pueden jugar los cambios de la actividad solar en el clima de nuestro planeta?
- H.S. Las variaciones de la actividad solar suponen un cambio muy pequeño en la energía total que recibe la Tierra, se ha estimado que su efecto sobre las temperaturas no llegaría a una décima de grado (Nota: El IPCC de 2007 cifra en +0,12 W/m2 el forzamiento radiativo originado por el incremento de la actividad solar, frente a +1,6 W/m2 que se asigna a las actividades humanas. ) Sin embargo aún no está del todo claro si existen o no mecanismos de retroalimentación positiva que contribuyan a incrementar la importancia de estas variaciones sobre el clima. De cualquier forma los cambios inducidos por estos mecanismos no se podrían percibir en un solo año, como comentas, ni tan siquiera en los 11 años de duración que tiene un ciclo solar. No obstante, si parece existir una relación directa entre el mínimo solar de Maunder y la llamada pequeña edad de hielo que se registró en aquel periodo. Actualmente las investigaciones no se centran en la variación de la cantidad total de energía que nos llega del sol, que como digo es muy pequeña, sino en la proporción de esa energía que se corresponde con la parte ultravioleta del espectro. Algunos estudios apuntan a que modificaciones en la proporción de la luz ultravioleta que recibimos del sol podrían producir un cambio en la localización e intensidad del vórtice polar y en el gradiente de estratificación de la troposfera. Este cambio podría estar relacionado con la oscilación del atlántico norte (NAO) que determina la situación del anticiclón de las Azores y la latitud a la cual circulan las borrascas en Europa y en consecuencia una mayor o menos pluviosidad en distintas zonas geográficas como España (Nota: Cuando el índice NAO es negativo (NAO-) la presión media es más baja de la habitual, el anticiclón de las Islas Azores se debilita y las borrascas circulan por latitudes más meridionales llevando más lluvias a los países del sur de Europa. Con un índice NAO positivo (NAO +) el anticiclón de las Islas Azores se refuerza, las borrascas circulan por latitudes más septentrionales y la península ibérica queda bajo un régimen de estabilidad anticiclónica, con la consecuente sequía) Pero hay que dejar claro que todavía no existen certezas al respecto de la relación de la actividad solar con este proceso.
- C.G.H. Para predecir la evolución del clima en las próximas décadas y el impacto de éste sobre el medio ambiente y la economía, el IPCC emplea modelos informáticos que generan distintos escenarios climáticos en función de las tasas de emisión de gases de efecto invernadero. Si los modelos informáticos que se utilizan actualmente para predecir el clima a corto plazo ofrecen muy poca fiabilidad en sus predicciones más allá de siete días ¿Cómo es posible que los modelos que maneja el IPCC puedan predecir lo que va a ocurrir dentro de cien años? ¿Cómo podemos saber si va a llover menos dentro de un siglo si ni siquiera sabemos si va a llover menos la semana que viene?
- H.S. En realidad, los modelos que utiliza el IPCC no realizan una predicción meteorológica para un día concreto o una semana concreta, sino una estimación de los valores que pueden adquirir los distintos parámetros climáticos a partir del promedio de los resultados de los distintos modelos en los distintos escenarios. El IPCC no dice "El mes de junio de 2085 va a ser extremadamente seco en España" sino, por ejemplo, "muy probablemente aumentarán las precipitaciones en latitudes altas, y probablemente disminuirán en la mayoría de las regiones terrestres subtropicales, como continuación las tendencias recientemente observadas" Se trata de proyecciones de los valores medios con un intervalo de confianza, no de predicciones exactas para un periodo en particular. La variabilidad natural del clima puede hacer que un mes en concreto sea especialmente húmedo, pero la tendencia general puede ser que el clima sea más seco. Modelizar los cambios que se producirán en las precipitaciones es mucho más difícil que para el caso de las temperaturas. Existen muchos factores como los procesos de condensación de las nubes, humedad del suelto, evapotranspiración de la cubierta vegetal, orografía etc., que resulta complicado incluir en los modelos.
Sin embargo la resolución de los modelos a este respecto se ha incrementado notablemente en los últimos años. Esto se puede apreciar comparando la resolución que alcanzaban los modelos en 2001 (Fig 3) con la resolución de los actuales (Fig 4)
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Fig 3: Proyecciones del cambio en las precipitaciones según el informe del IPCC de 2001 |
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Fig 4: Proyecciones del cambio en las precipitaciones según el informe del IPCC de 2007 |
- C.G.H Con frecuencia en muchos medios de comunicación para el público en general suelen aparecer noticias con cierto tono sensacionalista en las que se vinculan fenómenos climatológicos inusuales o extremos con el cambio climático. Hechos como que nieve en zonas elevadas de Kenia, que un invierno en particular sea especialmente duro en China o que el huracán Katrina haya producido una gran devastación en Estados Unidos ¿Se pueden considerar consecuencia directa del cambio climático o simplemente son producto de la variabilidad natural del clima?
- H.S. Resulta complicado establecer una relación directa entre un fenómeno meteorológico particular y el proceso de cambio climático. Sin embargo si analizamos la frecuencia con la que se producían eventos climatológicos extremos en el pasado, tales como sequías o inundaciones, observamos que esa frecuencia se ha ido incrementando de forma inequívoca a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI. No podemos afirmar que el huracán Katrina sea consecuencia directa del cambio climático, pero si podemos decir, con cierto grado de seguridad, que la probabilidad de que se produzcan eventos extremos de este tipo se incrementará significativamente en las próximas décadas. Hablamos siempre de probabilidades.
- C.G.H. Me gustaría hacer una mención a la controversia que se ha producido con relación a una supuesta mala interpretación de los datos a partir de los que se genera la ya famosa gráfica del "Palo de Hockey Invertido" presentada por el científico y miembro del IPCC, Dr Michael Mann. En esta gráfica se aprecian unas temperaturas con pocas variaciones hasta el siglo XX y un incremento muy pronunciado de las mismas a partir del inicio del pasado siglo que se acentúa en la década de los 90. El margen de error de los datos es muy alto como apreciamos en la gráfica (Fig 5) Si sólo se representa la línea de tendencia ¿No se puede ofrecer una imagen distorsionada de la realidad? Me gustaría saber su opinión al respecto ¿No se han producido en el pasado variaciones climáticas de una magnitud similar a la actual como, por ejemplo, el óptimo medieval o la pequeña edad de hielo?
- H.S. La verdad es que no tenía muchas noticias al respecto de la controversia que me comentas. Como es lógico cuanto más retrocedemos en el tiempo hay un mayor grado de incertidumbre en los datos, pero esto ocurre siempre en ciencia. Sin embargo este hecho no implica que los datos sean falsos, simplemente se refleja una tendencia general. Evidentemente los datos a partir de los cuales realizamos la reconstrucción del clima en el pasado tienen un margen de error. En todo caso, hay numerosos datos que indican que no se han producido temperaturas tan altas como las actuales en ningún momento de los últimos dos mil años. Existe un proyecto denominado Millenium Climate Projet a través del que se coordinan distintos proyectos de investigación que emplean indicadores que permiten reconstruir de forma fiable la evolución de las temperaturas a lo largo de los últimos 1000 años. En uno de estos proyectos se llevan a cabo mediciones del polen depositado en los distintos estratos de turberas en Noruega. En un año cálido se deposita más polen que en uno frío. De esta forma podemos reconstruir, año a año y con un alto grado de fiabilidad, las variaciones que ha experimentado el clima en el último milenio. El polen es un indicador muy sensible.
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Fig 5 |
- C.G.H. ¿Cuáles son las líneas de investigación que se están desarrollando en su grupo?
- H.S.: En la actualidad tenemos un proyecto de reconstrucción peloclimática basado en el estudio de estalagmitas de la cueva de El Pindal, en Asturias. Al realizar un corte transversal de la estalagmita se pueden observar distintas capas similares a los anillos de los árboles que se corresponden con distintas etapas en la formación de la estalagmita. Las capas más oscuras indican eventos de lluvias importantes que conllevaron arrastre de lodos en el agua que se depositaron en la estalagmita. De esta forma podemos obtener datos acerca de cómo era el clima de Asturias desde hace unos 25.000 años, se observa por ejemplo un lapso en la formación de la estalagmita relacionado con el último periodo glacial, en el que el clima era más frío y seco. También podemos observar que los episodios de lluvias intensas se hacen menos frecuentes cuando nos acercamos a épocas más recientes. Sin embargo la mayor parte de mi labor investigadora está relacionada con el estudio de sedimentos marinos y el papel que jugaron las algas marinas en el ciclo del carbono en el final de la última glaciación.
- C.G.H. Finalmente me gustaría que nos comentase si resulta difícil conseguir financiación para proyectos de investigación relacionados con el cambio climático o, por el contrario, es más fácil que en otros campos de investigación.
- H.S. Realmente la dificultad para conseguir financiación es similar a la que se tiene en otros campos. En torno al 10% de los proyectos presentados consiguen financiación. Quizás pueda parecer que para el estudio del Cambio Climático haya más dinero que para otros campos, pero esto es simplemente porque existe más gente que está trabajando en este campo. El resultado es el mismo, sigue siendo difícil encontrar financiación.
- C.G.H. Muchas gracias una vez más por su colaboración.
Estamos sacando a la luz pública algunas innovaciones producto de 26 años de investigación. Se trata de un nuevo sistema de transporte terrestre y marítimo limpio sin combustibles y que por el contrario genera energía renovable.
ResponderEliminarComo los principales responsables del Cambio Climático son el transporte y la generación de energía, de aplicarse esta innovación se puede evitar el Cambio Climático, el sistema es altamente rentable, son la energía y el transporte más económicos que existen, queremos donar las patentes internacionales. martinjaramilloperez@gmail.com *Cel 314 873 17 95 Colombia.