martes, 13 de julio de 2010
¿Existe la partida perfecta en el ajedrez?
Las matemáticas nos dicen que las diferentes partidas posibles en el ajedrez son: 20×10^42 (un 2 seguido de 43 ceros) Así pues, el número de posibles partidas diferentes es extraordinariamente grande, pero no infinito. Por tanto el ajedrez es un juego determinista, es decir, tiene un número finito de soluciones: Una fracción de estas partidas acabará en tablas, otra fracción dará la victoria a las blancas y en la fracción restante vencerán las negras.
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sábado, 10 de julio de 2010
El extraño caso de la gripe porcina

El caso de la llamada gripe porcina, o virus de la gripe A (H1N1), constituye un caso único de estudio de la gestión del riesgo frente a una epidemia sanitaria a nivel mundial y de cómo el conocimiento de la naturaleza del agente causal de la enfermedad, esto es, la caracterización del virus, de sus medios de transmisión, sintomatología y evolución de la enfermedad, determina las estrategias de los distintos estados y organismos involucrados en la gestión del riesgo así como las pautas de actuación de cada ciudadano individual.
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La relatividad y la cuántica: problemas epistémicos

La relatividad general y la mecánica cuántica son dos teorías físicas que gozan en la actualidad de una aceptación casi unánime en la comunidad científica. Sin embargo estas dos teorías son radicalmente diferentes en cuanto al modelo de descripción del Universo que proponen. Ambas han demostrado de forma independiente un alto grado de adecuación empírica, capacidad de predicción y consistencia, pero cuando se trasladan los postulados matemáticos de una a otra teoría el resultado es una sucesión de “infinitos” que no permiten diseñar análisis cuantitativos experimentales que demuestren la validez de sus planteamientos. Sus postulados son mutuamente incompatibles...
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Tecno-pesimistas y Tecno-optimistas

En cierta ocasión, un escritor muy conocido que suele aparecer en televisión con cierta frecuencia, tuvo que someterse a una operación quirúrgica para solventar una grave afección del corazón. Durante el tiempo que duró su hospitalización le conectaron a una máquina que registraba sus variables cardiacas y las mostraba en una pantalla. Después de recibir el alta, nuestro escritor se compró una máquina idéntica a la del hospital y se la llevó a su casa. Unos meses más tarde apareció en un programa de televisión afirmando que esta máquina le había salvado la vida porque le permitía monitorizar sus variables cardiacas y variarlas a su antojo mediante la meditación, el recitado de mantras budistas y la respiración abdominal...
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